—Ah... me olvidaba decirte que...
—Dilo.
—... Que tengo unas ganas de hacerte el amor que no te puedes ni imaginar. Pero esto no se lo diré a nadie. Sobre todo a tí. Deberían torturarme para obligarme a decirlo.
—¿A decir qué?
—Que quiero hacer el amor contigo. No una vez solo, sino cientos de veces. Pero a tí no te lo diré nunca. Solo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo, aquí, delante de tu casa, toda la vida.
Te he encontrado precisamente ahora, cuando mi corazón me dicta mensajes que la razón no puede entender. Estas señales, este caprichoso destino en el que tanto creo a veces me atormenta y otras me apasiona.
ResponderEliminarEres mi alma gemela, la que dice lo que, ahora mismo, yo no puedo pronunciar. Gracias por estar ahí para que te encontrara.