Ve
a tu habitación y cierra la puerta. Apaga el móvil, el ordenador y
desconecta el teléfono fijo. Lleves lo que lleves quítatelo, ponte
el pijama y échate en la cama. Llevas tiempo evitándolo, pero ha
llegado el momento de hablar y reflexionar contigo mismo. Ahora es
cuando te quedas en silencio, todavía no es momento de pensar en
nada ni en nadie. Deja la mente en blanco hasta que consigas escuchar
a tu corazón. ¿Lo oyes? Pum pum, pum pum. Está tranquilo,
relajado, no tiene presiones ni miedos, sabe que vas a hablar con él
y que por fin lo vas a escuchar. Pum pum, pum pum. Llevaba tiempo
llamándote a gritos, pero no le habías prestado la menor atención
hasta ahora. Este es el momento en el que debes solucionar tus
mayores dudas, tus preguntas y tus porqués. ¿Continúas
escuchándolo? Pum pum, pum pum. Si no sabes cómo empezar yo te
ayudo, en primer lugar observa el techo. Sí, exacto, es una
tontería. Contémplalo. Ahora es cuando debe de aparecerse la cara
sonriente de ella. Ella, tu chica. A la que estás deseando llamar,
ver, besar, cuidar, abrazar y todos los infinitivos que se te vengan
a la mente cuando recuerdas sus ojos, su sonrisa y su dulce, suave y
diminuta boca. Acuérdate, en este momento solo lo escuchas a él;
pum pum, pum pum. Cierra los ojos de golpe. Acuérdate de los
momentos vividos con ella. Todos y cada uno de ellos, los abrazos,
paseos, besos, caricias, juegos, risas… Un momento, ¿Estás
sonriendo? Eso que veo en la comisura de tus labios… ¿es una
sonrisa? Pum pum, pum pum. Además tu corazón… ¿Se acelera? Amigo
mío… Malas noticias… Creo que estás enamorado. No sé qué te
habrá hecho esa muchacha para que necesites darles tantas vueltas al
asunto, pero… Te lo aconsejo: no la pierdas. Ella es el eje de tu
vida.
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