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Una apasionada de la vida, de los libros y de la ironía. Primero estoy yo y luego los demás, sonará hipócrita pero la experiencia me ha hecho así. Gran admiradora de esas personas que luchan por sus intereses y los llevan a cabo. Futura logopeda.

jueves, 28 de junio de 2012


Debía decirle algo, estaba completamente segura de que debía confesárselo, pero no encontraba el momento, y cuando estaba decidida, él se adelantó a hablar:
-Una vez, cuando era pequeño, me contaron una historia que nunca se me ha olvidado, es más, pienso en ella cada noche al acostarme, y juré que cuando conociera a alguien que llenara mis días, haría que esa persona también la pensara cada noche. -dijo él casi tiritando tras recordarla.
-Espero, que si esa persona soy yo, me la cuentes... -añadió ella, algo insegura.
-¡Claro que eres tú!- exclamó, observando su mirada ansiosa.-Te la diré, veo que estás impaciente.
"Hace mucho tiempo, Cat, una joven de 14 años, se trasladó a París tras la muerte de sus padres, a residir con sus tíos franceses. La muchacha no quería comer, ni reír... ¿Tú sabes lo esencial que es reír? Bueno, el caso es que solamente quería estar observando desde su ventana la Torre Eiffel perdida entre la lluvia. Su tío, un día, se acercó a su lado, y tocándole el hombro sin que ella girara su cabeza, le dijo: pequeña, en París de vez en cuando, llueve a cántaros y sopla el viento del norte tan fuerte que parece no haber lugar para resguardarse. Todo esto es como cuando las borrascas llegan al corazón y no sabemos cómo ni dónde esperar a que escampe, pero todos los que vivimos cada tormenta, sacamos algo bueno, y sí, sí lo hay, parezca o no, lo bueno es que luego siempre saldrá el sol, tal vez no reluzca tanto como lo hacía antes, pero siempre nos hace sacar una sonrisa. Piensa siempre que el sol está solo y nunca deja de brillar. Haz tú lo mismo."
Todo quedó en silencio, pero como dijo Miles Davis: 'el silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos'.
-Siento decírtelo así, pero me voy a estudiar a Londres.- añadió ella, después de caerle la primera lágrima.- Te quiero, no lo olvides.
Tal vez el silencio era un ruido fuerte, pero ella hubiera preferido dejarlo así. 
Lo abrazó, y se dio la vuelta para marcharse, siempre había odiado las despedidas, y más después de haber oído aquella historia.
-Espera...- dijo él alargando su mano, para cogerla.- No, no te vayas, quédate una noche más.
-¿Para qué? ¿Para quedarme y echarte todavía más en falta?-preguntó ella, cerrando los ojos. 
Si los pájaros que aguardaban en la ventana no hubieran estado, ambos podrían haberse escuchado los corazones latir.
-No, para que me dejes preparar mi maleta, pienso irme contigo. -finalizó acercándose a su lado.
En ese momento, ella descubrió el sentido que había tenido aquella historia, lo de la tormenta y el sol de después.
-¿Lo dices de verdad?- añadió tragando saliva, nerviosa. 
-¡No he estado tan seguro de algo en toda mi vida! - gritó él dirigiéndose a su armario para sacar toda su ropa.
Al fin y al cabo no era solamente necesidad, también era el hecho de sentirlo cerca, perderse en sus ojos, saber que todo era verdad, que él era real y estaba allí acompañándola.

             es tan simple como llamarlo amor..



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