Yo soy normal.

Y es que los adjetivos son tan sólo palabras, y las palabras son eso, palabras. Puede que sea un poco imposible, pero yo quiero intentarlo:
Supongo que la primera palabra con la que me definiría es "insegura". Insegura de mi misma. Insegura de los demás. El espejo miento y yo le creo. Tu dices confía, y yo te ignoro. Soy incapaz de confiar en mi misma: en mi inteligencia, en mi memoria, en mi físico, en mis palabras... ¿Y en los demás? Tres cuartos de lo mismo. Cuando consigo confiar en alguien, ese alguien me falla o yo fallo a ese alguien (que es aun peor) y todo termina. La siguiente palabra, es "mentirosilla". Casi todos nos hemos acostumbrado a mentir desde nuestra más tierna infancia. «¡Ha sido él!», «No, no he comido dulces en casa de la abuela antes de cenar» decíamos de peques. ¿Quién no ha soltado nunca una mentirijilla? Pero claro, según crecemos todo se hace más y más grande y va evolucionando. Ahora esas pequeñas mentirijillas se han convertido en caparazones que nos protegen de aquello que puede haceros daño. Por fuera, voy de invencible, de que nada ha podido ni podrá conmigo, de optimista y de luchadora; pero como no, todo es mentira. Cualquier tontería, por pequeña que sea, me hace llorar. Sino lloro por fuera, me inundo por dentro, y aunque siempre luzca una sonrisa, termino ahogándome en mis propios complejos, problemas y lágrimas. Y como me estoy enrollando demasiado, voy a pasar al siguiente adjetivo: Cabezota. Siempre defiendo cualquier cosa que se me pasa por la cabeza, mis ideas y mis opiniones. No permito que nadie se meta con ellas. Y aunque me convenzas de que tienes razón, voy a seguir quitándotela hasta que aceptes que estás equivocado. No me gusta perder ni que me ayuden. Puedo con todo sola, bueno o eso pienso. Quizás por eso siempre me dicen que soy muy orgullosa. Y por último pero más importante, soy NORMAL. No, yo no soy diferente como el resto de personas que dicen serlo. No. Yo soy normal