El cielo es de lo poco que compartimos todos… sin dueño, ni mío, tuyo o suyo. Cuando se saca tiempo para sentarse y alzar la cabeza descubres que puedes hacer mil formas con algodones pero que jamás nadie verá lo mismo que tú. Y ahí estás, mirando cosas que realmente ni existen.
Mientras tanto, entre nube y nube, intento aclarar lo que ni yo misma entiendo. Todo porque ciertas palabras no dejan de sonar en mi cabeza. Y esque es curioso ver como todo cambia, tener que llegar a extremos para darse cuenta de las cosas, abrir los ojos y notar como duele la luz, esa luz que nadie quiere ver. Es duro sentirse en un pozo sin fondo sin saber dónde estuvo el principio ni dónde acabará, ni siquiera saber si sirvio para algo, si sacamos provecho de tantas cosas. Pero luego me calmo y digo, “ si no te quieres tú ¿Quién lo hará?”.
Las cosas cambian, ¿las personas? ..se alejan.
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