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Una apasionada de la vida, de los libros y de la ironía. Primero estoy yo y luego los demás, sonará hipócrita pero la experiencia me ha hecho así. Gran admiradora de esas personas que luchan por sus intereses y los llevan a cabo. Futura logopeda.

sábado, 27 de agosto de 2011

Descalzate.


La calle, por fin la calle. Cascos. Play. Volumen máximo.
Inspira, relax, espira.
Me gustan las calles solitarias, las afueras de la ciudad, lugares donde todavía no se han fijado para construir e industrializar el pequeño trocito de naturaleza que queda. Y se puede ver el sol. Se pueden ver rocas. El aire puede volar a sus anchas, sin muros ni paredes que le obstaculicen.
Lo que no veremos es a mucha gente, y eso es lo que más me gusta. A veces me gusta caminar sola. Admirar lo que me rodea, aunque no sea un paisaje de cuento. Sin nadie a quien hablar, a quien gritar, a quien querer, sin nadie de quien huir.

Solos yo, el sol . Y algún que otro pájaro que se nos une volando.
Inspira, relax, espira.

Voy a intentar dejar de pensar. Porque olvidar, reconozcamoslo, no es posible. Con el tiempo, tu mente deja de pensar en ese recuerdo que querias olvidar porque pierde importancia, pero sigue ahí latente, cada vez más débil pero que a la mínima puede resurgir de sus cenizas como un fénix. Así que, no lo haré caso. No me permitiré pensar mas. Porque nadie merece ni un segundo de este tiempo, ni un suspiro descompasado, ni una mirada de afligida melancolía. Ni echo de menos, ni me autocompasiono con mi soledad. No. Inspira, relax, espira. 
He aprendido una pequeña gran verdad, el mundo te quiere rápido para que llegues a tiempo. Veloz para que lo único que puedas recordar sea el sonido de tus pasos y es por eso que cuando das cuenta de que no sabes a dónde vas tan rápido, pisas el pedal del miedo y aceleras.  Pero como yo ya me he dado cuenta de eso, he decidido quitarme los zapatos. Andaré descalza. Para sentir cada cosa que paso. Habrá piedrecitas, cristales, barro, cosas que te hagan heridas en los pies pero así podré admirar la vida que siempre anda sorprendiendo. Y nadie se da cuenta de que la mayoría de las veces, te sorprende para bien. 

Quítate los zapatos. Regala abrazos. Baila sin miedo de hacer el ridiculo. Ríe como el pájaro loco. Besa a la vida como nadie te ha besado a ti. Porque la vida no se mide como los coches en la velocidad que puedes alcanzar por hora, sino en los momentos que consiguen ralentizar el tiempo y romper los frenos que nos enganchan a este mundo. 

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