Para siempre.

Siempre que decimos eso, gritándolo, susurrándolo, o simplemente cada vez que lo pensamos, consciente o inconscientemente estamos haciendo una promesa que podemos cumplir, pero no está en nuestras manos que sea completamente cierto. Se trata de una promesa que podemos deshacer continuamente aun sin querer y que también podemos romper cuando creamos oportuno.
Pienso que es la mentira más escuchada. Porque aunque lo sintamos, aunque deseemos permanecer para siempre al lado de la persona que más queremos, no es la verdad; es tu verdad y por ello no debe serlo para todo el mundo. Además, todo puede cambiar en cualquier momento y deformar esas palabras -al fin y al cabo sólo son eso, palabras- que tanto has repetido. Y esto podría ser una exageración, pero puede cambiar el mundo de una persona. En fin, no nos engañemos. No es de ser amargados reconocer que nada es para siempre.